La calle Alonso de Aguilar es un lateral de los jardines que cubren la autovía y que se inicia en la avenida de Carlos Haya en la barriada del camino de Antequera.
Hablamos de Don Alonso Fernández de Córdoba.
Nuestro personaje nació en 1447 parece que en Montilla y falleció en 1501.
Este Alonso de Aguilar, a quien hace referencia la calle, es nada menos que don Alonso Fernández de Córdoba, XI señor de Aguilar, y heredero de la casa de los Fernández de Córdoba.
Eran tres hermanos y estos eran: ¿Alfonso, Alonso?, Leonor y Gonzalo.
A su hermano Gonzalo lo encauza en la carrera militar y lo envía a la corte, con todos los gastos a su cuenta, para que siga la fortuna del nuevo rey.
Alonso partidario de Enrique IV.
Alonso de Aguilar fue inicialmente un fiel partidario del rey Enrique IV, quizás por la amistad o presión que sobre él ejerció su suegro Juan Pacheco, estaba casado con su hija Catalina.
Cuando se plantearon las divergencias entre los partidarios de la Beltraneja o de la infanta Isabel, Alonso siguió en el bando del rey Enrique y su hija Juana, mientras el conde de Cabra, don Diego Fernández de Córdoba, su tio y tradicional enemigo, se alistaba en el de la hermanastra de rey, la infanta Isabel.
Pero nuestro Alonso de Aguilar intuyendo hacia qué lado se iba a inclinar la balanza sucesoria súbitamente se cambia de bando, pasándose al lado de Isabel.
Alonso de Aguilar, el noble rebelde.
Alonso, Señor de Aguilar, como era conocido, fue uno de esos nobles rebeldes a los que los Reyes Católicos se dedicaron a meter en cintura, sus enfrentamientos con su tío el conde de Cabra fueron una autentica pesadilla para los Reyes en momentos en los que buscaban la máxima unidad y cohesión entre ellos.
En 1477 le envían una real cédula en la que ordenan la entrega del Alcázar de Córdoba y la Calahorra al enviado real, don Pedro del Castillo, a cambio se le reconocerían todos sus títulos y propiedades y se olvidarían cualquier hecho reprobable ocurrido durante el reinado del rey Enrique IV y años posteriores que pudiera imputársele. Parece que la propuesta convenció a nuestro personaje que entregó los edificios señalados al poder real.
Un apaciguado Alonso de Aguilar se mantuvo a las órdenes de los Reyes, participando en las campañas de Ronda, Vélez y finalmente Málaga, situando su campamento justamente el norte de la ciudad, peleando con salidas de malagueños que, al amparo del torreón del arrabal, atacaban frecuentemente a las tropas sitiadoras, quizás uno de los lugares más conflictivos.
Muere al servicio de los Reyes Católicos.
Cuando, años más tarde (1501), los Reyes le enviaron a sofocar una rebelión de moriscos en las Alpujarras y Sierra Bermeja, no dudó él en dirigirse a donde le enviaban y allí murió, junto a un importante número de caballeros, a causa de las heridas recibidas en el combate.
Tenía 54 años.