Calle Pacheco, situada en la barriada del Arroyo de los Ángeles.
A falta de mayores y mejores datos podemos asumir que se está refiriendo a don Juan Pacheco y Téllez Girón, personaje de relevancia política indudable durante los reinados de Juan II y Enrique IV.
Debo aclarar que Juan Pacheco marques de Villena no intervino, para nada, en la reconquista de Málaga, entre otras razones porque en 1487 ya estaba muerto desde hacía 13 años, pero su peso fue tan importante en el contexto de aquella época que creo de justicia incluirlo.
Nuestro caballero nació en Belmonte en 1419 y falleció en Trujillo en 1474
Era hijo de don Alfonso Téllez Girón y doña María Pacheco.
Las crónicas favorables le describen como de cuerpo enjuto pero bien proporcionado, carácter afable, de palabra fácil y fecunda imaginación. Las desfavorables lo tachan de avieso, intrigante, disimulado y astuto, le llegan a llamar “ser maléfico”, lo cierto es que nuestro personaje estuvo en el centro de todas las intrigas, conciliábulos y maquinaciones que se gestaron durante el reinado de Enrique IV, con las inestimables colaboraciones de su hermano don Pedro Girón y de su tío el Arzobispo Carrillo.
En las descripciones que de él nos han llegado siempre se comenta su voz ronca y una cierta dificultad para hablar, esta sintomatología se le fue acentuando con los años y llegó a no entendérsele bien lo que decía.
En 1474 tras una entrevista con el alcaide de Trujillo cae al suelo y al día siguiente muere.
El parte médico dictaminó “apostema en la garganta” y las crónicas dicen que le salía sangre por la boca, probablemente fue un cáncer de laringe como consecuencia de esa laringitis crónica que parecía sufrir.
Tenía 55 años y fue enterrado, junto a su esposa, doña María Portocarrero y Enríquez fallecida algunos años antes, en el altar mayor del monasterio de El Parral, en Segovia.
Pero podemos alargar la historia un poco más, su hijo don Diego López Pacheco y Portocarrero (1447 ― 1529) continuó la obra de su padre, mantuvo su fidelidad al rey Enrique IV y su defensa de los derechos de su hija Juana.
Asediado por las tropas de los Reyes Católicos fue perdiendo nuestro caballero casi la totalidad de villas y castillos heredados de su padre, finalmente, en 1480, hubo de capitular ante los Reyes y ponerse a su servicio. Los reyes le permitieron seguir usando el título de Marqués de Villena, manteniendo su consideración como uno de los Grandes de Castilla.
Participó en el asedio y toma de Málaga con gran decisión y valentía, siendo mencionados, él y su capitán Diego Muñoz, en varias crónicas.
Falleció ya en el reinado de Carlos I y fue enterrado en el monasterio del Parral (Segovia) al igual que su padre, bajo una lapida de bronce que fue robada, por lo que actualmente se desconoce el lugar exacto de su enterramiento.