Zúñiga, personaje que participó en la Reconquista de Málaga.
Existe una calle Zúñiga en la barriada del paseo de los Tilos, zona Cruz de Humilladero.
Los Zúñigas, linaje proveniente de Navarra, con el nombre de Stuñiga, son muchos y muy importantes y probablemente nos podemos estar refiriendo a don Juan de Zúñiga y Pimentel, último Maestre de la Orden de Alcántara.
Es interesante que recordemos un poco de historia familiar.
En 1459 nació, en Plasencia, el primer hijo de don Álvaro López de Zúñiga, duque de Plasencia, y doña Leonor de Pimentel, duquesa de Arévalo y, según cuenta la historia, era aún un niño cuando súbitamente enfermó de gravedad y aparentemente sin remedio, con gran dolor y consternación de sus padres.
El confesor de la inconsolable duquesa doña Leonor le sugirió que pidiese a san Vicente Ferrer, santo considerado muy milagroso en aquellos tiempos, por la vida de su hijo, con la promesa de construirle un convento. La duquesa lo hizo, la suplica fue escuchada y el niño recobró súbitamente la salud cuando ya le daban por muerto y estaban listos para su entierro.
Evidentemente los duques cumplieron su palabra y el convento de los dominicos de san Vicente Ferrer en Plasencia fue un hecho, construyéndose junto al palacio de los duques.
Bien, pues este niño era don Juan de Zúniga y Pimentel, nuestro protagonista.
En 1455 había fallecido el Maestre de la Orden de Alcántara don Gutierrez de Sotomayor y el rey Enrique IV se propone como nuevo Maestre ante el Papa Calixto III que se lo otorga, pero Enrique en 1458 se lo cede a su mayordomo y hombre de confianza: don Gómez de Cáceres, esta decisión crea una enorme revuelta entre los nobles y los propios miembros de la Orden que en principio no la aceptan, generándose un periodo de peligrosa inestabilidad en la Orden.
Doña Leonor, duquesa de Arévalo, su madre.
Aquí interviene la madre de nuestro protagonista, doña Leonor duquesa de Arévalo, mujer fuerte, decidida y con innegables dotes de mando, quien en 1470 se pone en contacto con el papado para proponer a su hijo don Juan como nuevo Maestre de Alcántara y, dado que es menor de edad, que su padre, don Álvaro sea nombrado administrador y gobernador de la Orden. Es obvio que doña Leonor sabía lo que hacía, pues el nuevo Papa Sixto IV (Francesco della Rovere) era gran amigo personal de los duques de Plasencia y Arévalo, y accedió a la petición mediante un breve fechado en Roma en 1472, precisando que don Juan de Zúñiga seria el nuevo Maestre de la Orden de Alcántara cuando el cargo quedase vacante.
Pero en el cargo había un rifirrafe importante, el clavero de la Orden, fray Alonso de Monroy, también se nombra Maestre, en oposición a don Góme de Cáceres y ambos se enzarzan en luchas.
Los duques de Plasencia y Arévalo, con doña Leonor a la cabeza, visto lo que está pasando, instan a Sixto IV a que, dado que interpretan que el titulo está vacante, nombre oficialmente a su hijo Juan Maestre de la Orden y a su padre el duque don Álvaro con las funciones de administración y gobierno hasta la mayoría de edad de don Juan y así se hace, aún hay algunos forcejeos con los miembros de la Orden más reticentes, pero doña Leonor se encarga de acallar cualquier asomo de rebeldía o indisciplina.
Don Juan de Zúñiga ya es Maestre de Alcántara.
Y en 1473 ya tenemos a don Juan de Zúñiga y Pimentel, con 13 años, como Maestre de la Orden de Alcántara, bajo la tutela y administración de su padre.
A los 18 años ya asume plenamente el cargo como Maestre de la Orden, estamos en 1477, y a partir de ese momento su participación en las acciones militares de los Reyes Católicos, en referencia a la eliminación del reino Nazarí, fueron efectivas e importantes. Las tropas de la Orden de Alcántara, ya con don Juan al frente, participaron en la toma de Vélez y la posterior de Málaga en cuyo cerco tomaron parte ocupando la posición en la zona del poniente y distinguiéndose en hechos notables, por los cuales los Reyes le premian con tierras y haciendas.
Por decisión de la Reina Isabel, a la finalización de la reconquista hispana, la Orden de Alcántara, igual que pasó con la de Calatrava y Santiago, pasa a control Real con renuncia expresa de don Juan de Zúñiga y Pimentel en documento fechado en 1494.
Don Juan de Zúñiga crea un convento.
A partir de ese momento la vida de nuestro caballero tomó otro rumbo bien distinto, fundó un monasterio dedicado a San Benito en Villanueva de la Serena y allí se recluyó con tres caballeros de su Orden y algunos monjes profesando y recibiendo las mismas reglas que las de su anterior Orden.
Además de las tareas eclesiásticas se dedicó a crear una especie de “Corte literaria” de la cual formó parte su amigo y protegido Antonio de Nebrija, quien le dedicó su “Diccionario latino―castellano” y entre ambos se desarrolló una muy estrecha y fructífera colaboración.
El propio don Juan de Zúñiga y Pimentel escribió un libro sobre “Historia de los Reyes Godos y de las Órdenes Militares”
En 1502 fue propuesto por los Reyes Católicos como Arzobispo de Sevilla, cargo confirmado por el Papa Julio II, quien meses después le nombró cardenal primado.
En 1503 tomó posesión del arzobispado de la ciudad de Sevilla donde estuvo unos meses volviendo a la corte en 1504, en el viaje de regreso enfermó y falleció cerca de Guadalupe, Cáceres, a los 45 años.
Obviamente está enterrado en el convento de san Vicente Ferrer en Plasencia, hoy Parador Nacional.