Edouard Manet (1832-1883) nació en Paris , en el seno de una familia de clase alta. Su padre era magistrado en el gabinete del Ministro de Justicia, y su madre era hija de un diplomático.
Para ellos fue una enorme decepción que su hijo Edouard Manet no consiguiera la calificación necesaria para ingresar en la universidad y estudiar la carrera de Derecho.
Edouard Manet, impresionista pero menos.
Edouard Manet era un niño rico, vestía bien, hablaba bien y nunca se quejaba de la vida, a él esos problemas no le afectaban.
No le causó especial dolor no ser admitido a los estudios de leyes, y si los tuvo se los curó viajando por el mundo.
Viajó a Rio de Janeiro con la intención familiarizarse con el ambiente marinero y así ingresar en la Escuela Naval Francesa, pero tampoco tuvo éxito
Y le dio por el arte, él sabía que era algo que le gustaba y decidió seguir esa senda, se apuntó a la academia de Thomas Couture donde estuvo casi seis años, durante los cuales hizo innumerables copias de cuadros del Louvre, copió no solo a clásicos como Tiziano o Veronés, también lo hizo con Goya, Delacroix o Courbet. Pero Couture era una persona excesivamente estricta, tanto en lo personal como en lo político y por ahí vino la ruptura, curiosamente Edouart Manet se refugió en el estudio de la pintura japonesa.
Cronología de sus obras.
En 1859 Manet presenta su primera pintura en el Salón de Paris, es “El bebedor de Absenta” obra que escandaliza al respetable y es unánimemente rechazada por el jurado, ante el asombro de Manet que no entiende los motivos.
Dos años después vuelve a intentarlo presentando dos cuadros “M y Mme Manet”, los padres del artista, y “Guitarrista español” lo que le vale una mención de honor.
La boda del emperador Napoleón III con la española Eugenia de Montijo había puesto de moda en Francia lo español y nuestro protagonista hace varias obras con personajes de ambiente español.
Poco a poco va introduciéndose en el mundo de las nuevas tendencias, asiste a las tertulias del café Gerbois y allí conoce inicialmente al fotógrafo Nadar y a los pintores Degas, Monet, Pissarro y todos los demás, introduciéndose así en el mundo impresionista.
En 1862 fallece su padre y Edouard Manet hereda una importante fortuna, que debería garantizar su independencia económica, pero, según parece, gasta con prodigalidad.
En el Salón de Paris de 1863 presenta su más famosa obra: “Almuerzo en la hierba”, que evidentemente es rechazada por el jurado que no entiende la composición y se escandaliza de la frivolidad de la señorita desnuda.
El cuadro pasa a exhibirse en el primer Salón de los Rechazados, aunque consigue el apoyo y comprensión de los artistas jóvenes que se sienten muy impresionados por la naturalidad del cuadro.
Y son este cuadro y este autor los que crean el ambiente necesario en la crítica y en la sociedad para el desarrollo de lo que fue llamado el movimiento impresionista, precisamente un autor cuya obra en nada se parece a un nuevo movimiento pictórico al cual dio punto de partida.
El 28 de octubre de ese mismo año contrajo matrimonio con la pianista holandesa Suzanne Leenhof, con la que mantenía relaciones desde 1850, y con la que ya había tenido un hijo que, a pesar de la boda, siguió llevando el apellido de la madre.
En el siguiente salón presenta “Olimpia” retrato de una conocida prostituta parisina en un cuadro claro homenaje a la “Venus de Urbino” de Tiziano, nuevo escándalo, los críticos le dicen barbaridades sobre “aquella mujer de vientre amarillo que escandaliza a la sociedad parisina”.
Para contrarrestar el mal rato Eduard Manet se viene a España y se declara firme admirador de Velázquez y, en su honor pinta “El pífano” haciendo una composición inspirada en el “Pablo de Valladolid”.
Eduard Manet fue el más atípico de los llamados pintores impresionistas, tocó todos los temas, algunos poco habituales como es la fiesta de toros, toreros e incluso un torero muerto.
La gran diferencia es que Manet pintaba con la técnica clásica, pero temas absolutamente impensables para la estricta ortodoxia del público parisino, los escandalizaba.
Eduard Manet fue movilizado, como tantos otros pintores, durante la guerra franco-prusiana, fue teniente del ejército durante el asedio a París y formó parte en una federación de pintores y escultores que se formó durante la efímera Comuna de París.
Manet no se presentó en la famosa exposición del fotógrafo Nadar, el defendía la idea de que había que presentarse y ganar en los concursos oficiales y no daba gran valor a estas exposiciones privadas.
En aquella época su amiga Berthe Morisot se casa con Eugene, el hermano de Manet, y curiosamente es Berthe, que había ejercido, y siguió haciéndolo, una importante influencia sobre Manet, quien le saca del estudio y le hace ver la libertad de pintar al aire libre y Manet se hace más “impresionista”, es la época en la que pinta a Monet en su barca, muchos retratos de amigos paseando en balandro y, cómo no, frecuenta la Grenouillere, establecimiento del que hablaremos en el capítulo dedicado a Monet.
Volviendo a Manet parece que estaba atravesando una etapa económicamente difícil, como consecuencia de la posguerra miles de familias parisinas quedaron destruidas o arruinadas. Acostumbrado a la vida fácil, cuando las cosas le fueron mal no supo hacer frente a ellas, milagrosamente consigue la venta de varios cuadros que alivian su situación. Por aquella época practica con el pastel, aunque hay pocas obras de esa época.
Empieza a sentirse mal, fuertes dolores en la pierna izquierda que casi le impiden moverse con soltura.
Pero en aquella época gana, por fin, el premio del Salón de París, con enormes criticas, todo hay que decirlo, con su cuadro “La primavera”, al final lo consiguió, (Este cuadro se ha vendido últimamente en una subasta por 65,5 millones de dólares)
Ya más relajado pinta otra de sus grandes obras “El bar del Folies Bergere” obra interesante en la que el espejo de fondo permite conocer, de forma técnicamente tan sorprendente como errónea, todo el ambiente que existe delante de la adusta y cansada camarera que está en primer término.
Pero su enfermedad no le deja seguir, Manet padecía un problema circulatorio preocupante y no se recuperó de él nunca. Hacia 1880 su salud era delicada, recibió el reconocimiento de su país, que le concedió la Legión de Honor.
Pero nunca se repuso, después de amputarle la pierna izquierda Manet muere en París en 1883, pero muere tranquilo y feliz: es Caballero de la Legión de Honor Francesa y ¡ha conseguido el primer premio del Salón de París!