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Miguel Ángel. Biografía imprescindible.

Miguel Ángel Buonarroti (Caprese 1475 ― Roma 1564)

Era hijo de Ludovico di Leonardo Buonarroti di Simoni y de Francesca di Neri del Miniato di Siena, era el tercero de los cinco hijos de la familia, familia que había sido poderosa y principal pero que estaba en unos momentos delicados económicamente hablando, su madre murió cuando el joven MIguelangelo tendría unos cinco años. No hizo ninguna gracia en la familia que el joven Miguel Ángel anunciase su intención de dedicarse al arte, pues era una ocupación de escaso relieve social, él argumentó su intención de dedicarse a la escultura que tenía cierto reconocimiento, no así la pintura.

El padre le forzó inicialmente a que estudiara gramática, facilitándole el traslado a la capital Florencia, pero tan firme y tan seguro se mostró Miguel Ángel que el padre tuvo que permitirle iniciar los estudios del arte que su hijo reclamaba. Para ello ingresó mediante un contrato en la escuela de los hermanos Ghirlandaio, por un periodo de tres años.

Le gustaba visitar los jardines de la villa de los Médici y tomar apuntes de las estatuas que allí se encontraban, iniciándose así, junto a un grupo de jóvenes amigos, en modelados que la abrieron el camino al arte de la escultura. Un día a la salida de estos jardines se encontró con un joven  escultor llamado Pietro Torrigiano, con el que debía de tener algunas diferencias y éste le dio tal puñetazo en la cara que le partió la nariz y esa nariz partida es una de los detalles fisionómicos de todos los retrato de Miguel Angel, esta anécdota la cuenta Giorgio Vasari en su conocido libro “Historia de los mejores pintores escultores y orfebres desde Cinabue hasta nuestros días”, por cierto en él no nombra para nada al referido Torrigiano, quizás no era muy bueno como escultor o tal vez en castigo por haber desfigurado la cara de Miguel Ángel.

Pronto Miguel Ángel empezó a presentar algunas esculturas hechas por su mano y tanto impresionaron a Lorenzo de Médicis (Lorenzo el Magnifico) que le invitó a formar parte de su corte de artistas, donde conoció y trabó amistad con insignes filósofos, estadistas y personajes de la cultura del momento.

Tengamos presente que Miguel Ángel, en aquella época era apenas un jovencito de dieciséis o diecisiete años. Cuando Lorenzo el Magnifico falleció, en 1492, Miguel Ángel se traslada a Roma, también impulsado por la nueva moral estricta que impulsa el monje Savonarola, como regidor de Florencia conquistada por las tropas francesas y pronto entra en los círculos papales.

Con 24 años el cardenal Saint Denis le encarga una obra que represente la Piedad de la Virgen María, le paga 450 ducados, cantidad muy respetable, con el compromiso de terminarla en un año. La obra está terminada dos días antes de la finalización del plazo, pero el cardenal ha fallecido una semana antes, por ello la escultura de la Piedad sirve para adornar su propia sepultura. “La Piedad” está considerada como una de sus mejores obras, que posteriormente, en 1750, pasaría a instalarse en la Basílica de San Pedro, en la primera capilla de la derecha.

Como curiosidad esta obra es la única que Miguel Ángel firmó, su nombre aparece en la cinta que cruza el pecho de la virgen

Escultura Miguel Angel

En su madurez Miguel Ángel era escultor, pintor, arquitecto, poeta e incluso realizó trabajos de arqueología en las excavaciones romanas por encargo del papa León X.

Realmente él se consideraba un escultor. La categoría social de escultor era muy importante, los escultores eran considerados artistas y su nivel social muy por encima de los pintores, como ya se ha dicho, por eso Miguel Ángel tuvo ciertas reticencias a pintar, para él era degradante. Solo lo consintió cuando el propio Papa Julio II le obligó a ello, y así se introdujo, casi en contra de su voluntad, en el mundo de la pintura, de alguna forma conocía el tema, no en vano había sido discípulo de Ghirlandaio. La pintura que practicó fue casi siempre al temple, pero en el Tondo Doni emplea oleo en algunas partes.

En todas sus obras se destaca la compleja composición de sus personajes, la fuerza de sus expresiones, sus excesos posturales y la vigorosidad de su ejecución, plasmación pictórica de sus figuras esculturales. El ejemplo por antonomasia de su capacidad pictórica fueron la bóveda y el altar mayor de la capilla Sixtina, pintado 25 años después, obras encargadas por el papa Julio II y Paulo III respectivamente

Las peculiares características de su pintura fueron fundamentales a la hora de la aparición del manierismo, del que hablaremos después.

Ha quedado el legado de la capilla de los Médici, (la capilla Medicea) donde están los mausoleos de Lorenzo, de su hermano Giuliano y debía contener también las de Lorenzo II y Giuliano II, allí están expuestas varias obras de Miguel Ángel, algunas inacabadas.

En 1501, muerto Savonarola, Miguel Angel regresa a Florencia entonces gobernada por un gonfaloniere que encarga a nuestro hombre un estatua cualquiera, con la idea de recuperar un gran bloque de mármol ya empezado por otro escultor y con la idea de «hacer algo» para recuperar el material. Miguel Angel esculpe en ese bloque una de sus más conocidas obras, el David, tres años le costó terminarlo.

EL David de Miguel Angel

Finalmente la Capilla Sixtina.

Entre marzo y abril de 1508, el artista recibió de Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; finalmente, y tras agrias discusiones,  él no quería ser considerado pintor, por el mes de mayo o junio aceptó el trabajo que concluyó cuatro años más tarde, trabajando en solitario y aprendiendo mientras trabajaba, pues Miguel Angel nunca antes había utilizado la técnica del fresco y es fama que todo el trabajo lo hizo en solitario.

La obra duró 4 años, 1508 a 1512, y fue una ejecución bastante tormentosa, pues el Papa Julio II, que fue un papa que tuvo que guerrear para mantener su Estado, quería verla terminada antes de que cualquier incidencia en alguna batalla le impidiese volver a Roma, de hecho Julio II murió al año siguiente de la inauguración de la bóveda de la Capilla Sixtina, pudo ver «su obra» terminada.

Cuatro años son bastantes años, pero recordemos que Miguel Angel trabajaba solo, tenía ayudantes pero estos se limitaban a preparar las mezclas y  preparar los dibujos sobre el yeso húmedo del fresco, naturalmente dirigidos, vigilados y comprobados por el propio Miguel Ángel. Cuando terminó la bóveda de la Capilla Sixtina Miguel Ángel tenia 37 años, era aún muy joven.

Veintitrés años después, en 1535 y a petición del Papa Paulo III, recién ascendido al Papado, Miguel Ángel acomete la tarea de pintar el frontal del Altar Mayor con un enorme fresco que haga referencia al Juicio Universal.

Para esta obra Miguel Ángel ya tiene sobre los 60 años, han pasado casi 25 desde que terminó la bóveda, y afronta el reto con resignación, ya no es el joven impetuoso de la primera época, y una cierta dosis de energía juvenil. Tarda seis años en terminarlo. Cuando se descubrió al público tuvo una enorme reacción contraria, debido al gran número de personajes de ambos sexos que aparecían desnudos, fue preocupante pues se barajó la posibilidad de que el maestro Miguel Ángel fuera acusado de herejía, curiosamente el Papa Paulo III no lo había dado mayor importancia, pero su sucesor Pio V encargó a un pintor conocido y alumno de Miguel Ángel que pintara «paños de pureza» en los personajes que lo necesitasen, por esa acción al pintor le apodaron «braghetone» algo así como «pintabragas», pero este artista murió pronto y la obra quedo inacabada, cuando se pensó en reanudarla ya estaba todo el mundo tan acostumbrada a verla que nadie se sentía ya escandalizado, y así se quedó

En los últimos veinte años de su vida, Miguel Ángel se dedicó sobre todo a trabajos de arquitectura: dirigió las obras de la Biblioteca Laurenziana de Florencia y, en Roma, la remodelación de la plaza del Capitolio, la capilla Sforza de Santa María Mayor, la finalización del palacio Farnese y, sobre todo, la finalización de la basílica de San Pedro del Vaticano.

El proyecto de la basílica vaticana, en el que trabajó durante los últimos años de su vida, lo hizo respetando los planos iniciales de  Bramante, con una estructura de cruz griega y la gran cúpula. Esa cúpula fue quizás el último gran esfuerzo arquitectónico de Miguel Ángel

Murió en Roma en 1564, antes de ver acabada su obra, a la edad de ochenta y ocho años

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